miércoles, enero 17, 2007

El recuerdo de un cuento...



¿Cómo es posible querer a alguien, si no comenzamos por querernos a nosotros mismos? Darnos valor, teniendo claro que somos un compendio de emociones que merecen ser tenido en gran aprecio. Es este nuestro “yo” que nos hace tan distintos al resto del mundo y a su vez tan especiales...

Si te entregas por entero en una relación y a pesar de esto las cosas te salen mal, no pienses que es una derrota; si no más bien, es que alguien no ha sabido valorarte lo suficiente como para permanecer a tu lado. Y si esto es así, ¿por qué y para que quedarnos al lado de alguien que no nos sabe valorar? Si en tu relación cometiste errores, que a lo mejor la otra persona vio graves, y como consecuencia han deteriorado la relación (aunque tu conciencia esté tranquila porque sabes que no lo has hecho de mala fe) aprende de ellos, pero no te martirices por esto - no es algo fuera de lo normal.

Los seres humanos tenemos virtudes y defectos, y estos últimos también forman parte de nosotros. Y si no nos quieren como somos o no perdonan nuestros errores ¿por qué luchar por alguien que no sabe aceptar nuestra humanidad? En las buenas, todos quieren estar; pero en las malas es cuando se suele tirar la toalla; y si es así, mejor que haya sucedido, ya que es signo inequívoco de que la relación carecía de su fundamento mas importante que es el Amor: que todo lo aguanta según dijo Pablo de Tarso. Pero si se aguanta con firmeza, es ahí cuando se demuestra lo que verdaderamente le importas.

Una retirada a tiempo es mucho mejor que una derrota; ya sea de una u otra parte. A lo mejor hay bajas y heridos; y en lo que al corazón se refiere, es este el que sale mas perjudicado. Pero seguimos con vida; y mientras haya vida, hay esperanza.

Nadie dijo que fuera fácil. Quedaron tantas cosas por decir, que nunca encontraste la forma ni el tiempo, y un montón de lagrimas derramadas, que al momento de caer, parecía que en cada una de ellas se iba tu vida, pero que de manera inexplicable, al secarlas, te hacías mas fuerte. Ves atónito como la otra persona se marcha de tu vida llevándose consigo tantos sueños e ilusiones; dejándote solo el recuerdo de un cuento un tanto difuso, que de manera errónea no se escribió un final tal como tenías pensado. Pero como leí una vez: “La vida es un cuento, que hay que vivir en el momento” Y, ¿quién puede asegurarnos de que esto que nos pasa, no es parte del desarrollo de la trama del mismo; y que de alguna manera, algún día, se escribirán en nuestras vidas capítulos mejores, llenos de alegría, donde seremos el protagonista?

Y no olvidemos nunca que “Colorin colorado, este cuento aún no se ha acabado”


AGD

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